viernes, 30 de noviembre de 2018

Canteros y marcas de cantero

Capitel del monasterio de Santa María la Real de Nieva (Segovia) en el
que se representa la construcción de un edificio. Sg. XV
Esta entrada está dedicada a quienes ejecutaban las obras de un castillo: los canteros. Quienes hemos conocido a varios de ellos, Vidal trabajó en la reforma del castillo de Mombeltrán, o Germán en la reconstrucción del ábside de la iglesia románica de Orbita, e incluso quienes hemos tenido la osadía de cortar y tallar piedra, no nos pasa desapercibida su labor a la hora de levantar tan monumentales edificios y dejaron su huella en la piedra, las conocidas marca de cantero, una pequeña filigrana que aún podemos ver en los sillares de muros, escaleras, bóvedas y arcos. Sin embargo su estudio se hace harto complicado y debe dársele el valor testimonial que tiene, la identificación de un trabajo que justificará el cobro del mismo.

La bujarda de una pieza, es martillo con dos caras cuadradas con dientes
 que se utiliza para allanar los sillares; en las modernas los dientes son dos
 piezas reemplazables que se anclan en los extremas. En la actualidad son
 herramientas neumáticas.
El maestro cantero, maestro mayor o maestro de las obras, para quienes trabajaban la piedra, era el encargado de dirigir las obras del castillo, era el equivalente al arquitecto de ahora. Según E. Cooper, que cita a varios maestros, entre ellos, el más conocido, el francés Juan Guas, constructor de Manzanares el Real; o si bien, la construcción era con ladrillo a éste se le denomina maestro alarife, siendo el más conocido el abulense Alí Caro, a quien se debe el castillo de Coca. Cantero era todo aquel que había superado ciertas etapas de formación y existían entre ellos diferentes categorías: el pedrero, encargado de cortar la piedra o albañil quien las colocaba. Sobre el proceso de aprendizaje nos recuerda que "una de ellas era la fabricación de pelotas de cañón" a la que se dedicó el maestro vallisoletano Pedro Polido en su juventud; en el pasado más reciente, el aprendiz elaboraba bordillos para las aceras.

Bolas o bolaños de cañón en el castillo de La Adrada (Ávila)
Es precisamente E. Cooper quien más se ocupa de las marcas de cantero, suele hacer referencia a ellas y las reproduce en varias de sus publicaciones. Son escasas sin embargo en otros autores, aunque como recuerdan Cobos y de Castro, es muy arriesgado utilizarlas como referencia en una construcción: "el estudio de las marcas de cantería, cuyo fin era reconocer el trabajo de un determinado cantero para su remuneración, tiene una utilidad limitada y aunque permite distinguir entre las diversas fases constructivas de un edificio, es arriesgado si no se dispone de un banco de datos más extenso, utilizarlas para relacionar a grupos de canteros que trabajaron en distintas obras".

Marca de cantero en el Monasterio de Santa María de Valbuena
(Valladolid) Sg. XII-XIII
Las escuelas de los maestros canteros, comenta Cooper, eran los talleres de las grandes catedrales, de hecho, las marcas más artísticas y complejas se encuentran en iglesias románicas. El auge del maestro cantero se sitúa a mediados del siglo XV y su declive a finales del mismo siglo cuando el uso de la artillería y la construcción de baluartes y fosos interesaba más la experiencia de ingenieros militares, lo que propició que paulatinamente el maestro cantero pasara a desempeñar un papel secundario y ser mero intérprete de los diseños del ingeniero militar. El oficio de cantero también contó con oficiales especializados en ciertos elementos de la construcción como podía ser las bóvedas, los aljibes o las escaleras.

Marca de cantero que se puede ver en varios peldaños de la escalera de 
caracol del castillo de Villafuerte de Esgueva (Valladolid) Sg. XV
Sobre las herramientas que utilizaban los canteros existe una gran variedad: para cortar, tallar, pulir, medir, elevar y colocar las piezas, aunque voy a traer tan solo las más representativas y que aún hoy se están utilizando, como son el puntero, la cuña y sobre todo la bujarda. Los punteros, según la dureza de la piedra solían perder la punta, bien por el desgaste o por rotura; el puntero no se afilaba, sino que debía ser aguzado en la fragua, - una de las labores de los aprendices era recoger los punteros y llevarlos en un hatillo al herrero para devolverlos luego a los oficiales, el hatillo en cuestión solía pesar varios kilos- los punteros actuales suelen tener la punta de vidia, mucho más resistente o, como vimos con las bujardas, neumáticos.

Dos punteros y una cuña de uso actual en Mingorría (Ávila)
En el castillo de Peñafiel, según la guía turística encargada de explicar a los visitantes el edificio, existen 52 marcas de cantero diferentes por lo que se puede concluir que, con un promedio de 10 personas por taller, resulta que sólo como canteros estaban trabajando para don Pedro Girón en la construcción de su castillo unas 520 personas cortando y labrando piedra, una obra que tardó 10 años en concluirse.

Marca en la torre del homenaje del castillo de Peñafiel (Valladolid) Sg. XV
La torre campanario El Miguelete en Valencia, se comenzó a construir en 1381 y se terminó en 1424. Es una esbelta torre de 51 metros de altura con cuatro cuerpo rematada por una espadaña posterior, de 1727. En ella trabajaron como maestros de obras: Andreu Julià, Joan Franch, Pere Balaguer y Martí Llovet. Durante la ascensión al campanario desde donde se divisa prácticamente toda la ciudad, es fácil distinguir varias marcas de cantero.

Marca en la pared de la escalera del Miguelete de Valencia (Sg. XIV-XV)
Siguiendo la lectura de Cobos y De Castro, no sólo la labor del cantero debía tenerse en cuenta como ejecutores de las obras sino que también llevaba aparejada cierta responsabilidad. Prueba de ello es la amenaza que reciben los canteros que construían Aunqueospese (Mironcillo, Ávila); su impulsor, Pedro Dávila, se había apropiado de los terrenos de la Comunidad de Ávila, para erigir el castillo, causa por la que la Corona en 1490 le ordena paralizar las obras. Ante el incumplimiento de la orden, dos años después, los reyes insisten ante el promotor "recordando a los canteros que según las leyes del reino ellos también podrían ser detenidos por ese delito".

Marca de cantero en una columna de la Mezquita de Córdoba. Sg. X
La práctica de la marca de cantero las encontramos en la península durante la Edad Media en todos los reinos. Muy atractivas son las que podemos ver en varios edificios de la ciudad de Córdoba: las de las columnas de la Mezquita de Córdoba de las dos últimas ampliaciones que se llevaron a cabo en el siglo X, la de Al-Hakan II y la de Almanzor, entre los años 962 y 994; y las que unos siglos después que se pueden ver en el Alcázar de los Reyes Cristianos de 1328-29 mandado construir por Alfonso XI y también las de la iglesia fernandina de San Bartolomé de finales del siglo XIV .

Marcas del mismo cantero en dos sillares de la Torre de los Leones
del Alcázar de los Reyes Cristianos en Córdoba. Sg. XIV

LAS MARCAS Y SIGNOS LAPIDARIOS

Sobre las marcas de cantero o signos lapidarios hay autores que proponen algunos métodos para su estudio. Martínez Prendes analiza alguno de éstos,  desde los más sencillos como el sistema de Lacotté que propone tres tipos: signos de cantera; signos ligados a la construcción y signos de transeúntes; aunque hace una mejor valoración del sistema propuesto por Van Belle "quizá la más completa", aunque aquí vamos a intentar resumir lo máximo posible.

Arco de acceso al albacar del castillo de la Puebla de Montalbán. Toledo.
En cada uno de los sillares y dovelas podemos ver una marca de cantero
Van Belle subdivide las marcas en dos: los signos de cantería y los grafiti -de transeúntes-. Los de cantería a su vez los subdivide en signos de identidad: son los signos de cantero o los signos de la cantera, y los que se utilizaban para facilitar la colocación de las piedras: altura, orden, disposición... Los grafiti aquellos hechos por transeúntes, o sea, monjes itinerantes, mendigos, viajeros o presos. Mientras que los de cantera se aprecian en toda la obra, a cualquier altura y suelen repetirse en varias piezas, los graffiti suelen ser únicos, están en lugares de fácil acceso y frecuente tránsito: en pasillos, a la altura de la mano o en el exterior del edificio.

Grafiti en una columna de Santa Mª de Montblanc. Tarragona. Siglo XIV
Sobre las marcas de cantero se han  propuesto a su vez  varios sistemas de catalogación que permiten agruparlas y crear catálogos para su comparación: Letras, son las más abundantes, suelen coincidir con la inicial del nombre del cantero; signos, que pueden hacer referencia al oficio del cantero; creencias como magia o astrología o religión, bien sea el cantero cristiano existe variado grupo de cruces, musulmán grabando una media luna o judío firmando con la estrella.

Marca con estrella en la Capilla de San Bartolomé de Córdoba.
 Sg. XIV. La estrella judía suele tener seis puntas, la Capilla
se encuentra en el antiguo barrio judío cordobés.
Las localizaciones de las marcas también están muy presentes, con ellas se permitía la albañil saber el lugar de colocación de la piedra, por ejemplo la línea que se marca en el tambor de una columna o las marcas que indican el lugar de ubicación de una dovela en el arco, o las diagonales que proporcionan al albañil la dirección en que se ha de colocar el sillar.

Ermita Nª Señor de las Nieves de Ávila Siglo XVI. En el sillar superior
hay una marca con forma de V invertida En el inferior marca / es la más
abundante indica el sentido de colocación del sillar
 
Como habíamos al principio también existen las marcas de cantera, aquellas que nos indican el origen y la cantera de donde se extrajeron los grandes bloques de donde el cantero extraerá los sillares. Esto propiciaba que en algunos sillares puedan verse dos marcas, la de la cantera y la del cantero. El hecho de que encontremos dos firmas también puede deberse a que el maestro firma junto a su aprendiz (padre e hijo); al desbastador y oficial en piezas complejas como un capitel, el peldaño de una escalera de caracol o la dovela de una bóveda. 

Doble marca en dos piezas de la bóveda de la Biblioteca de la Universidad de Coimbra
Sobre la complejidad de las marcas los canteros que hacían piezas abundantes y de escasa dificultad, como sillares, realizaban marcas sencillas como una cruz o una figura geométrica, mientras que las piezas de más dificultad, un capitel o alguna dovela, el cantero dejaba una firma más elaborada.

Cantero elaborando un sillar en un canecillo de la iglesia de
San Miguel de Ayllón (Segovia) siglo XII

Marca en sillar rectangular en la Ermita Santísimo Cristo de la Luz en Ávila Sg. XV

Puerta lateral de la Iglesia de Santa María de Almocóvar. Alcántara Siglo XIII
Marca en la dovela de la portada algo más compleja que la anterior.

Gárgola de Torres de Serranos (Sig. XIV) en Valencia que representa un
un cantero con un martillo en la mano. Las torres son obra del maestro
cantero Pedro Balaguer (Imagen cedida por Mª Teresa Vázquez)

Para esta entrada he utilizado las siguientes fuentes:

Los canteros medievales, Martínez Prades, José AntonioAkal, Madrid.
Castilla y León. Castillos y fortalezasCobos Guerra, F. y Castro Fernández, J.J. deEd. Edilesa. León
Castillos de Valencia, Ruibal, Amador, León, 1998
Castillos Señoriales en la Corona de CastillaCooperEdward, Salamanca
Valencia, Pascual Izquierdo, Anaya Touring, Madrid