martes, 11 de diciembre de 2018

El castillo de Zurraquín


Para llegar al castillo de Zurraquín hay que hacerlo desde Cabezas de Villar en Ávila, un pequeño pueblo a unos 50 kilómetros al oeste de Ávila. El pueblo está tradicionalmente vinculado "a las vías pecuarias y cañadas reales utilizadas desde tiempo inmemorial" por la trashumancia, lo que puede explicar su ubicación, enclavado a orillas del río Margañón, afluente del Tormes; el lugar sigue siendo una zona dedicada a la ganadería. El acceso al castillo se hace a través de un camino de tierra polvoriento entre cercados de granito y monte de encinar. Es un paseo cómodo que se inicia siguiendo el camino del cementerio.


Del castillo tan solo quedan los restos de una esbelta torre cuadrada con fábrica de granito en mampostería en su frente y los laterales en mampostería. Coronada de almenas, el frente presenta un pequeño vano "que hacia el interior muestra arco escarzano con bancos en las jambas". Sobre el vano, al exterior, hay un escudo que presenta un ave y tres estrellas de seis puntas dividido por un bastón, bajo éste hay una inscripción y más abajo una saetera. Lo más singular lo encontramos en el lateral derecho, casi a ras de suelo "se abre un vano adintelado con dos escudos parejos"; el de la izquierda está vacío, y el de la derecha es similar al que hay en la fachada. Según Cooper, el escudo antes descrito no se ha identificado y podría corresponder, según la inscripción, a un tal Galcerán de Barahona, "Señor de esta villa". Que el escudo de la izquierda esté vacío puede deberse a una promesa de matrimonio sin realizar, y el derecho, lugar preferente, corresponde a la mujer, por lo que se deduce que el castillo se construyó con la parte de la dote que correspondía a la mujer.

Par de escudos en el lado este de la torre sobre vano a ras de suelo
En el interior, al que se accede fácilmente, "se distinguen tres pisos más el adarve, marcados por líneas de mechinales enfrentados en los muros de mampostería, conservándose en la mayoría de los casos el arranque de las vigas" de madera. Todo el edificio está integrado en un caserío, una serie de dependencias construidas muy probablemente reutilizando material del castillo, donde se encierra ganado en la actualidad. El estado es ruinoso, aunque viendo fotografías de 1989, prácticamente permanece igual desde entonces.

Escudo de la torre bajo el que se encuentra la inscripción
Debió contar con una cerca alrededor de la torre, que según publica el libro del Museo de Ávila: "Esta cerca, quizá sobre una anterior, serviría para emplazar artillería avanzada. Dos de los lados han desaparecido al utilizar la piedra para construir un puente cercano en 1982, y el tercero forma parte de la valla de la finca".  Destaca también que en un tiempo relativamente reciente, la torre debió ser derribada "aportillada a consecuencia de un ataque con pólvora" para ser reconstruida de manera más sólida, sin dar detalle de las causas ni fechas de este ataque o aportillamiento, lo que se aprecia si se observa el interior, las esquinas del frente y laterales no están trabada. Según el Catastro de Ensenada, 1751, en la descripción que se hace del conjunto éste debía estar completo y estaba integrado por una casa palacio, castillo con barbacana "que la Guarneze con habitacion alta y baja, Patio, Cavallerizas, Pajares y Paneras". 

Interior: arco escarzano sobre la saetera, y a la izquierda los mechinales
Otra pieza interesante del conjunto es una pequeña iglesia construida a unos doscientos metros del castillo, a la izquierda regresando al pueblo. Es un edificio de cabecera cuadrada "a la que se accede por un arco de triunfo apuntado con decoración de bolas -si no fuese por este detalle quizá el edificio pasaría desde el camino desapercibido- y su espadaña"; ambos elementos se han unido mediante una construcción más reciente. Una vez en su interior de la cabecera se comprueba que "la bóveda de crucería con terceletes que cubre la cabecera muestra, en la clave y las uniones de  nervios, medallones con el mismo escudo que el representado en la torre". Comenta la posibilidad de que parte de los sillares de la iglesia, los que faltan entre la cabecera y la espadaña, se utilizasen para reconstruir la torre del castillo, y como "consecuencia de esto es, por un lado, la presencia de dos sistemas constructivos en la torre y, por otro, la construcción que se inserta en el vacío producido en la iglesia" con la espadaña.  En todo caso, concluye, que tanto la estructura del castillo, el estilo de decoración de la iglesia, el escudo y la inscripción de la torre del castillo, "fechan el conjunto a finales del siglo XV".  La nave de la iglesia, en la actualidad, también sirve de refugio para el ganado. La disposición de ambos edificios me recordó a la del castillo de Castronuevo y los restos de una iglesia mudéjar cercanos a él, también en Ávila.

Iglesia y edificio de relleno entre la espadaña y la cabecera
Terminando con la lectura del Museo, la dehesa donde se asienta el castillo era titularidad de la familia Guieras, y en el siglo XVIII, en la descripción que se hace en el Catastro de Ensenada, pertenecía a los marqueses de Bermudo en cuyo poder estaba a finales del XIX. En la actualidad, y tras sucesivas ventas, pertenece al pueblo de Cabezas de Villar.

Crucería, con medallones en la clave y junta de los nervios con escudos
Para esta entrada he consultado la siguiente documentación y cito en cursiva textos algunos textos:

Cooper, Edward, Castillos Señoriales de la Corona de Castilla y LeónJunta de Castilla y León, 1991
Gutiérrez, J.M., Castillos de Castilla y León, Ed. Edical
Museo de ÁvilaCastillos de Ávila, Ávila, 1989.

Dependencias ganaderas y los restos de la barbacana
Lado este de la torre
Acceso en el muro posterior de la torre que da a un pasadizo
Puente de piedra entre el pueblo y el castillo

viernes, 30 de noviembre de 2018

Canteros y marcas de cantero

Capitel del monasterio de Santa María la Real de Nieva (Segovia) en el
que se representa la construcción de un edificio. Sg. XV
Esta entrada está dedicada a quienes ejecutaban las obras de un castillo: los canteros. Quienes hemos conocido a varios de ellos, Vidal trabajó en la reforma del castillo de Mombeltrán, o Germán en la reconstrucción del ábside de la iglesia románica de Orbita, e incluso quienes hemos tenido la osadía de cortar y tallar piedra, no nos pasa desapercibida su labor a la hora de levantar tan monumentales edificios y dejaron su huella en la piedra, las conocidas marca de cantero, una pequeña filigrana que aún podemos ver en los sillares de muros, escaleras, bóvedas y arcos. Sin embargo su estudio se hace harto complicado y debe dársele el valor testimonial que tiene, la identificación de un trabajo que justificará el cobro del mismo.

La bujarda de una pieza, es martillo con dos caras cuadradas con dientes
 que se utiliza para allanar los sillares; en las modernas los dientes son dos
 piezas reemplazables que se anclan en los extremas. En la actualidad son
 herramientas neumáticas.
El maestro cantero, maestro mayor o maestro de las obras, para quienes trabajaban la piedra, era el encargado de dirigir las obras del castillo, era el equivalente al arquitecto de ahora. Según E. Cooper, que cita a varios maestros, entre ellos, el más conocido, el francés Juan Guas, constructor de Manzanares el Real; o si bien, la construcción era con ladrillo a éste se le denomina maestro alarife, siendo el más conocido el abulense Alí Caro, a quien se debe el castillo de Coca. Cantero era todo aquel que había superado ciertas etapas de formación y existían entre ellos diferentes categorías: el pedrero, encargado de cortar la piedra o albañil quien las colocaba. Sobre el proceso de aprendizaje nos recuerda que "una de ellas era la fabricación de pelotas de cañón" a la que se dedicó el maestro vallisoletano Pedro Polido en su juventud; en el pasado más reciente, el aprendiz elaboraba bordillos para las aceras.

Bolas o bolaños de cañón en el castillo de La Adrada (Ávila)
Es precisamente E. Cooper quien más se ocupa de las marcas de cantero, suele hacer referencia a ellas y las reproduce en varias de sus publicaciones. Son escasas sin embargo en otros autores, aunque como recuerdan Cobos y de Castro, es muy arriesgado utilizarlas como referencia en una construcción: "el estudio de las marcas de cantería, cuyo fin era reconocer el trabajo de un determinado cantero para su remuneración, tiene una utilidad limitada y aunque permite distinguir entre las diversas fases constructivas de un edificio, es arriesgado si no se dispone de un banco de datos más extenso, utilizarlas para relacionar a grupos de canteros que trabajaron en distintas obras".

Marca de cantero en el Monasterio de Santa María de Valbuena
(Valladolid) Sg. XII-XIII
Las escuelas de los maestros canteros, comenta Cooper, eran los talleres de las grandes catedrales, de hecho, las marcas más artísticas y complejas se encuentran en iglesias románicas. El auge del maestro cantero se sitúa a mediados del siglo XV y su declive a finales del mismo siglo cuando el uso de la artillería y la construcción de baluartes y fosos interesaba más la experiencia de ingenieros militares, lo que propició que paulatinamente el maestro cantero pasara a desempeñar un papel secundario y ser mero intérprete de los diseños del ingeniero militar. El oficio de cantero también contó con oficiales especializados en ciertos elementos de la construcción como podía ser las bóvedas, los aljibes o las escaleras.

Marca de cantero que se puede ver en varios peldaños de la escalera de 
caracol del castillo de Villafuerte de Esgueva (Valladolid) Sg. XV
Sobre las herramientas que utilizaban los canteros existe una gran variedad: para cortar, tallar, pulir, medir, elevar y colocar las piezas, aunque voy a traer tan solo las más representativas y que aún hoy se están utilizando, como son el puntero, la cuña y sobre todo la bujarda. Los punteros, según la dureza de la piedra solían perder la punta, bien por el desgaste o por rotura; el puntero no se afilaba, sino que debía ser aguzado en la fragua, - una de las labores de los aprendices era recoger los punteros y llevarlos en un hatillo al herrero para devolverlos luego a los oficiales, el hatillo en cuestión solía pesar varios kilos- los punteros actuales suelen tener la punta de vidia, mucho más resistente o, como vimos con las bujardas, neumáticos.

Dos punteros y una cuña de uso actual en Mingorría (Ávila)
En el castillo de Peñafiel, según la guía turística encargada de explicar a los visitantes el edificio, existen 52 marcas de cantero diferentes por lo que se puede concluir que, con un promedio de 10 personas por taller, resulta que sólo como canteros estaban trabajando para don Pedro Girón en la construcción de su castillo unas 520 personas cortando y labrando piedra, una obra que tardó 10 años en concluirse.

Marca en la torre del homenaje del castillo de Peñafiel (Valladolid) Sg. XV
La torre campanario El Miguelete en Valencia, se comenzó a construir en 1381 y se terminó en 1424. Es una esbelta torre de 51 metros de altura con cuatro cuerpo rematada por una espadaña posterior, de 1727. En ella trabajaron como maestros de obras: Andreu Julià, Joan Franch, Pere Balaguer y Martí Llovet. Durante la ascensión al campanario desde donde se divisa prácticamente toda la ciudad, es fácil distinguir varias marcas de cantero.

Marca en la pared de la escalera del Miguelete de Valencia (Sg. XIV-XV)
Siguiendo la lectura de Cobos y De Castro, no sólo la labor del cantero debía tenerse en cuenta como ejecutores de las obras sino que también llevaba aparejada cierta responsabilidad. Prueba de ello es la amenaza que reciben los canteros que construían Aunqueospese (Mironcillo, Ávila); su impulsor, Pedro Dávila, se había apropiado de los terrenos de la Comunidad de Ávila, para erigir el castillo, causa por la que la Corona en 1490 le ordena paralizar las obras. Ante el incumplimiento de la orden, dos años después, los reyes insisten ante el promotor "recordando a los canteros que según las leyes del reino ellos también podrían ser detenidos por ese delito".

Marca de cantero en una columna de la Mezquita de Córdoba. Sg. X
La práctica de la marca de cantero las encontramos en la península durante la Edad Media en todos los reinos. Muy atractivas son las que podemos ver en varios edificios de la ciudad de Córdoba: las de las columnas de la Mezquita de Córdoba de las dos últimas ampliaciones que se llevaron a cabo en el siglo X, la de Al-Hakan II y la de Almanzor, entre los años 962 y 994; y las que unos siglos después que se pueden ver en el Alcázar de los Reyes Cristianos de 1328-29 mandado construir por Alfonso XI y también las de la iglesia fernandina de San Bartolomé de finales del siglo XIV .

Marcas del mismo cantero en dos sillares de la Torre de los Leones
del Alcázar de los Reyes Cristianos en Córdoba. Sg. XIV

LAS MARCAS Y SIGNOS LAPIDARIOS

Sobre las marcas de cantero o signos lapidarios hay autores que proponen algunos métodos para su estudio. Martínez Prendes analiza alguno de éstos,  desde los más sencillos como el sistema de Lacotté que propone tres tipos: signos de cantera; signos ligados a la construcción y signos de transeúntes; aunque hace una mejor valoración del sistema propuesto por Van Belle "quizá la más completa", aunque aquí vamos a intentar resumir lo máximo posible.

Arco de acceso al albacar del castillo de la Puebla de Montalbán. Toledo.
En cada uno de los sillares y dovelas podemos ver una marca de cantero
Van Belle subdivide las marcas en dos: los signos de cantería y los grafiti -de transeúntes-. Los de cantería a su vez los subdivide en signos de identidad: son los signos de cantero o los signos de la cantera, y los que se utilizaban para facilitar la colocación de las piedras: altura, orden, disposición... Los grafiti aquellos hechos por transeúntes, o sea, monjes itinerantes, mendigos, viajeros o presos. Mientras que los de cantera se aprecian en toda la obra, a cualquier altura y suelen repetirse en varias piezas, los graffiti suelen ser únicos, están en lugares de fácil acceso y frecuente tránsito: en pasillos, a la altura de la mano o en el exterior del edificio.

Grafiti en una columna de Santa Mª de Montblanc. Tarragona. Siglo XIV
Sobre las marcas de cantero se han  propuesto a su vez  varios sistemas de catalogación que permiten agruparlas y crear catálogos para su comparación: Letras, son las más abundantes, suelen coincidir con la inicial del nombre del cantero; signos, que pueden hacer referencia al oficio del cantero; creencias como magia o astrología o religión, bien sea el cantero cristiano existe variado grupo de cruces, musulmán grabando una media luna o judío firmando con la estrella.

Marca con estrella en la Capilla de San Bartolomé de Córdoba.
 Sg. XIV. La estrella judía suele tener seis puntas, la Capilla
se encuentra en el antiguo barrio judío cordobés.
Las localizaciones de las marcas también están muy presentes, con ellas se permitía la albañil saber el lugar de colocación de la piedra, por ejemplo la línea que se marca en el tambor de una columna o las marcas que indican el lugar de ubicación de una dovela en el arco, o las diagonales que proporcionan al albañil la dirección en que se ha de colocar el sillar.

Ermita Nª Señor de las Nieves de Ávila Siglo XVI. En el sillar superior
hay una marca con forma de V invertida En el inferior marca / es la más
abundante indica el sentido de colocación del sillar
 
Como habíamos al principio también existen las marcas de cantera, aquellas que nos indican el origen y la cantera de donde se extrajeron los grandes bloques de donde el cantero extraerá los sillares. Esto propiciaba que en algunos sillares puedan verse dos marcas, la de la cantera y la del cantero. El hecho de que encontremos dos firmas también puede deberse a que el maestro firma junto a su aprendiz (padre e hijo); al desbastador y oficial en piezas complejas como un capitel, el peldaño de una escalera de caracol o la dovela de una bóveda. 

Doble marca en dos piezas de la bóveda de la Biblioteca de la Universidad de Coimbra
Sobre la complejidad de las marcas los canteros que hacían piezas abundantes y de escasa dificultad, como sillares, realizaban marcas sencillas como una cruz o una figura geométrica, mientras que las piezas de más dificultad, un capitel o alguna dovela, el cantero dejaba una firma más elaborada.

Cantero elaborando un sillar en un canecillo de la iglesia de
San Miguel de Ayllón (Segovia) siglo XII

Marca en sillar rectangular en la Ermita Santísimo Cristo de la Luz en Ávila Sg. XV

Puerta lateral de la Iglesia de Santa María de Almocóvar. Alcántara Siglo XIII
Marca en la dovela de la portada algo más compleja que la anterior.

Gárgola de Torres de Serranos (Sig. XIV) en Valencia que representa un
un cantero con un martillo en la mano. Las torres son obra del maestro
cantero Pedro Balaguer (Imagen cedida por Mª Teresa Vázquez)

Para esta entrada he utilizado las siguientes fuentes:

Los canteros medievales, Martínez Prades, José AntonioAkal, Madrid.
Castilla y León. Castillos y fortalezasCobos Guerra, F. y Castro Fernández, J.J. deEd. Edilesa. León
Castillos de Valencia, Ruibal, Amador, León, 1998
Castillos Señoriales en la Corona de CastillaCooperEdward, Salamanca
Valencia, Pascual Izquierdo, Anaya Touring, Madrid



lunes, 2 de julio de 2018

El castillo de Cerralbo



Teníamos dudas para hacer la visita al castillo de Cerralbo, sabíamos que tan solo íbamos a encontrar los restos de un castillo arrasado según algunos autores: ínfimas reseñas como que sólo hay "vestigios del castillo", o un escueto "muestra los restos de un castillo del siglo XV". No obstante seguimos la guía de viaje de Pinilla González, Castillos de Zamora y Salamanca, que más información nos ofrecía.
Restos del cubo mejor conservado en la fachada sur 
El castillo se encuentra al NE de la población, en su punto más alto. Desde la carretera C-517, que une Cerralbo con Vitigudino, prácticamente no se aprecia debido a su estado, según Pinilla "Se halla muy arruinado, aunque es posible reconstruir su planta, rectangular con cubos en los ángulos". Los muros son de mampostería, recubiertos hacia el exterior con sillares de granito que han desaparecido en su mayoría; en ellos se abren grandes troneras "en el muro S, probablemente para flanquear la puerta". En el interior, señala, hay restos de construcción, restos que se pueden observa a través de una serie de catas arqueológicas abiertas recientemente. Por las abundantes troneras, añade, y su disposición abaluartada, "la fortificación debe datar de una época relativamente reciente", finales del XV o comienzos del XVI. Refiere que de su historia se sabe bien poco, tan solo que su alcaide en 1602 se llamaba Juan Rodríguez de Alarcón. Durante la guerra de secesión portuguesa debió sufrir graves daños por lo que en 1752 consta ya como arruinado siendo propiedad de la marquesa de Cerralbo doña María Moctezuma.

Tronera desde el interior en la facha sur
Edward Cooper también destaca del castillo, que constaba de dos recintos, está reducido a unos mínimos restos. De estos dos recintos el exterior es el que está mejor conservado: "Se ve que las defensas incorporaban cubos con bóvedas de buena sillería. También hubo una torre pentagonal". Por la existencia de troneras, fecha su construcción en la segunda mitad del siglo XV, y señala que la obra recuerda mucho en las que intervino el cantero Juan Carrera: Coria y San Felices de los Gallegos, ejerciendo en ambas como maestro cantero aunque aquí, destaca, falta su seña de identidad, una llamativa torre del homenaje, y donde sólo pudo encontrar como marca de cantero una X. Por último señala que a pesar de ser bien enriqueño, la posibilidad de que el autor del castillo fuese Alvar Pérez de Osorio.

Más interesante es la información que ofrece Lista Roja del Patrimonio que atribuye su construcción a Esteban Pacheco, I señor de Cerralbo. construcción que tuvo dos funciones; la primera la de ostentación por la concesión del señorío por parte de Enrique II de Trastámara en 1379, y la segunda la de vigilancia de la frontera hispano-portuguesa que estaba en consolidación. Carlos I otorga al Señorío la condición de Marquesado en 1533, siendo Rodrigo Pacheco el primer titular. Como apuntaba Pinilla González, no es hasta la guerra de independencia portuguesa (1640-1688), cuando el castillo, "jugó un notable papel en la defensa del campo del Camaces y del Abadengo. En este contexto, el castillo fue incendiado por las tropas portuguesas al mando de Xaque de Magalhaes en 1664", personaje éste último de quien no he encontrado ninguna referencia. Tras esta guerra los marqueses abandonan el castillo para trasladarse a Madrid, iniciándose así su abandono y progresiva ruina.


Restos del lienzo de la fachada este.
Destacar que "La torre del Homenaje aún se mantenía en pie en el último tercio del siglo XIX (1865). Era muy alta, de planta cuadrada, con una ventana grande coronada por un escudo similar al de la iglesia de los franciscanos. Fue derribada para construir el muro del corralón de un convento, hoy en ruinas. La plaza tenía dos recintos: uno exterior, rectangular y reforzado con cubos de cal y canto —recubiertos de sillería y complementados con saeteras— en sus ángulos; y otro interior, de planta similar y una torre pentagonal, la del Homenaje, en el centro. El principal material constructivo es la mampostería con refuerzos de sillería. El cubo mejor conservado es el llamado torreón de la Yedra. La puerta principal del recinto, hoy desaparecida, estaba flanqueada por dos cubos", y termina señalando que "se encuentra semienterrado y sólo se conserva en pie un muro y el inicio de dos cubos".


Cubo noreste y restos del lienzo este.
Al estar totalmente colmatado el interior del castillo no se tiene nunca la sensación de estar dentro de un recinto; además, excepto los cubos que se mantienen en pie, en las fachadas sur y el lienzo oeste, el resto está acotado en el exterior por corrales particulares que imposibilita tener una buena perspectiva del mismo. Para terminar la crónica, Lista Roja de Patrimonio indica que a finales de 2009 los restos del castillo fueron adquiridos por el ayuntamiento de Cerralbo con la intención de poner en valor la fortaleza, contando con el apoyo de instituciones regionales y provinciales por lo que se llevaron a cabo las excavaciones arqueológicas que hemos comentado. Este proyecto fue incluido en el Programa de Desarrollo Rural Sostenible 2010-2014 promovido por la Junta de Castilla y León y el Ministerio de Medio Ambiente, proyecto frustrado y paralizado por la reciente crisis económica.
Restos del cubo noroeste y restos del lienzo oeste.
Para esta entrada he consultado los siguiente libros y web:

Castillos de Zamora y SalamancaPinilla González, Jaime, Ediciones Lancia, 1995
Castillos Señoriales en la Corona de Castilla, Cooper, Edward, Salamanca, 1991
listarojapatrimonio.org, ficha del castillo de Cerralbo
linajecontreras.com, para la genealogía de la familia Cerralbo


Lienzo oeste tras los tejados
Cata arqueológica

jueves, 7 de junio de 2018

El castillo de Tiedra


Llegamos a Tiedra desde Urueña tras visitar San Cebrián de Mazote. El problema de viajar en días de vacaciones es que cuando llegas al lugar a visitar, la persona encargada del mismo también está de vacaciones. lo que nos ocurrió en esta ocasión por lo que no pudimos ver el castillo por dentro. Sobre la historia del castillo de Tiedra casi todos los autores que he consultado vienen a coincidir, siendo el artículo de Cobos Guerra y Castro Fernández, en su libro Castilla y León. Castillos y fortalezas el más amplio, por lo que me guiaré con ellos para esta entrada.

La primera mención del castillo de Tiedra data de tiempos del rey Sancho II de Castilla cuando ordena a El Cid entrevistarse con doña Urraca para conseguir la cesión de la ciudad de Zamora "a cambio de Medina de Rioseco con el Infantado desde Villalpando hasta Valladolid y el castillo de Tiedra". Las conversaciones no llegaron a término toda vez que el rey Sancho II  es asesinado intentando tomar Zamora en 1072.

Lienzo Este
Casi un siglo después, en 1157, Alfonso VII rey de Castilla y León, divide su reino entre sus hijos: a Sancho III le corresponderá Castilla y Fernando II heredará León quedando Tiedra en reino leonés. Será el propio Fernando II quien "decide trasladar la población 300 metros al Este, en otro espigón de la paramera de los Torozos amurallando sobre el borde de sus empinadas cuestas". Su sucesor, Alfonso IX a principios de la siguiente centuria, en el proceso de divorcio de su mujer, la infanta castellana doña Berenguela, en 1203 en compensación a la separación hará entrega le de los castillos de Tiedra y San Pedro de Latarce, pasando así a poder de Castilla.


Unidos de nuevos los dos reinos, Sancho IV  donará en 1285 a Pedro Álvarez de Asturias, su mayordomo mayor, entre otras posesiones "la villa de Tiedra con su torre". Al casar la hija de éste, Teresa Pérez con Alfonso de Meneses, la villa y con su torre se incorporan al linaje de los Téllez Meneses. Apuntan Cobos y Castro que "el recinto del castillo actual debió de terminarse con posterioridad a 1288 ya que existe una piedra reaprovechada de la cerca exterior del recinto que reza la fecha "Era de 1326", pero ya existía en 1314, cuando el sobrino de la reina doña María de Molina, don Tello de Meneses, inició una serie de algaradas contra los tutores del rey desde sus castillos de Tiedra y Montealegre".

Lienzo Sur
En 1365 muere el último vástago del linaje de los Meneses; el rey Enrique II hará donación de estos señoríos a su hermano don Sancho, duque de Alburquerque, que casará a su hija Leonor con el infante don Fernando de Antequera. Ambos serán los padres de los levantiscos Infantes de Aragón, enfrentados permanentemente al  rey Juan II de Castilla. En tiempos de Juan II el castillo está en poder de uno de los infantes, don Enrique a quien el rey se lo confisca pasando la villa a manos del valido don Álvaro de Luna y en 1430 a ser prisión del obispo de Palencia. A mediados del siglo XV el mismo Juan II lo entrega a don Pedro Girón, maestre de Calatrava y favorito del príncipe don Enrique; de esta forma "la suerte de Tiedra correrá pareja a la de la fortaleza de Urueña hasta que en 1476, tras algunas vicisitudes, los Reyes Católicos confirmen a los Girón su señorío", pasando así a la casa de Osuna.

Lienzo Oeste que formaba parte de la cerca de repoblación
El castillo, construido en el borde de un espigón del páramo de los Montes Torozos de cuya línea defensiva formaba parte, domina la campiña de Toro. Su recinto se acomoda al cerro que "albergaba la villa de repoblación". De esta antigua cerca subsisten hoy los lienzos Oeste y Sur que forman parte de la  muralla actual; mientras que los lienzos Norte y Nste, construidos por los Téllez de Meneses, "son del siglo XIV y sirvieron para cerrar el recinto en torno a la torre". Una segunda fase de construcción levantaría la torre cuadrangular de 20 metros de altura: "las ladroneras superiores, la bóveda de arcos fajones y el acceso a la escalera remiten a construcciones de finales del XIII y principios del XIV". Construida en sillería cuenta con ménsulas sobre las que descansan buhardas de madera. Una tercera fase sería el cierre del recinto en torno a la torre, el aislamiento de ésta y la construcción de la torre Suroeste en la que está la descripción "Era de 1326". La construcción nueva de los muros de cierre está provista de aspilleras y cuenta con un foso delante, que se corresponde "a la tecnología usual en el siglo XIV para la construcción de barreras sin torres", construyéndose, probablemente en el siglo XV, la torre circular del sureste que se sobrepone al foso labrado.


Tanto la torre, que tiene cuatro plantas y sótano, como el adarve de la muralla, son visitables, recorridos que quedan para una próxima visita en la que espero encontrar a la persona que nos enseñe la fortaleza. Señalar por último que la casa de Osuna vende el castillo a un indiano retornado de Cuba; y años después otro propietario lo habilitará para palomar; hasta que en 2005 lo adquiere y restaura el ayuntamiento, su actual propietario. Y desde aquí, tras tomar unos cafés en el bar del pueblo donde nos atendieron y facilitaron toda la información posible del castillo, salimos dirección a Villavellid donde nos esperaba la siguiente fortaleza.
Torre del homenaje
Para esta entrada he consultado los siguientes libros:
Castilla y León. Castillos y fortalezasCobos Guerra, F. y Castro Fernández, J.J. deEd. Edilesa.
Castillos de Castilla y LeónGutiérrez, J.M., Ed. Edical
Los castillos y fortalezas de Castilla y LeónMartín Jiménez, Carlos M., Ámbito,Valladolid, 2003.
Guia de los castillos en la provincia de Valladolid, Diputación de Valladolid, 2012

Vista del castillo desde la carretera entrando a Tiedra
Vista de Tiedra y la iglesia de San Pedro desde el castillo

La campiña de Toro desde el castillo

martes, 29 de mayo de 2018

Maastricht: apuntes sobre la ciudad medieval


La ciudad de Maastricht está en el extremo sur de Holanda, junto a la frontera de Bélgica a orillas del río Mosa y a escasos kilómetros de Alemania. Fundada hacia el siglo IV d.C. por los romanos, Mosa Trajektum, como asentamiento para proteger el puente que cruzaba el río. Gran parte de la ciudad antigua conserva el sabor de época medieval y, aunque nuestra excursión no iba preparada para recrear esta época, repasando las fotografías creo que éstas pueden servir al lector para hacerse una idea de la riqueza que conserva esta interesante población. Nos guiamos por un mapa grabado en una placa que está en el interior de la primera muralla y luego por un folleto turístico que venden en la oficina de turismo.

La impresionante torre de O.L. Vrouwenkerk
El plano guía está en el interior del primer recinto junto a la puerta más antigua de la ciudad, y de toda Holanda, la Helpoort, o Puerta del Infierno, construida en 1229. Antes de llegar allí pasamos junto a la basílica O.L.Vrouwenkerk que cuenta con una espectacular fachada occidental flanqueada por dos esbeltas torres cilíndricas. Esta iglesia fue el centro de crecimiento de la ciudad cuando ésta dependía de Lieja; el edificio es anterior al siglo XI, y su nave central data del siglo XII, anteriores ambas a la construcción de la muralla; la fachada como las dos torres cuentan con ventanas estrechas que dan luz al interior del templo y a las torres y es fácil confundirlas con aspilleras.

Helppoort o La Puerta del Infierno, a la derecha la torre Jeker
Siguiendo nuestro paseo llegamos a Helpoort (La Puerta del Infierno) la puerta más antigua y la única que se conserva del primer recinto amurallado de la ciudad; fue construida en 1229 frente al río Jeker. La puerta tenía rastrillo y una ladronera muy vistosa de madera. La muralla, a ambos lados de la puerta está almenada, cuenta con adarve y aspilleras. Saliendo del recinto, a la derecha, haciendo esquina, se alza la torre Jeker que toma el nombre del río y, según el plano informativo, fue reconstruida en 1911. La muralla, en este lienzo, está adornada con abundantes cañones en el exterior y el adarve, por el que se puede pasear, carece de almenado.

Helpoort
A la izquierda de la Helpoort, siguiendo el lienzo original, se llega a la torre Pater Vincktoren. Es, desde la muralla del primer recinto a esta torre, donde se inicia la segunda muralla, edificada en el siglo XIV. De ésta tan sólo queda un pequeño lienzo que enlaza la torre con la primera muralla y otro tramo corto a su izquierda. Frente a la Helpoort un puente nos permite cruzar el río Jeker que nos llevará hasta la tercera o nueva muralla, construida en 1515-1517, de la que quedan dos sólidos cubos que dan a sendas lagunas. Desde estos cubos, que no fotografié, se tiene una hermosa vista.

Torre Pater Vinctoren de la segunda muralla, siglo XIV
Para concluir y fuera de nuestro recorrido, mencionar la St. Servaasbasiliesk, (Basílica de San Servacio), construcción románica con ampliaciones góticas, digna de visitar.

Basílica de San Servacio
Para esta entrada he utilizado la información del panel que hay junto a la salida de Hetpoort y el  manual turístico de Maastricht: Paseo.

He de agradecer la visita a mi gran amigo Gert Vogelaar, excepcional y paciente cicerone.

Helpoort desde el interior de la ciudad
Interior de la muralla, a la izquierda la torre Jeker entre los árboles
Muralla oriental sin almenas con cañones frente al río Mosa
Escultura de caballero en una calle de Maastricht
Escultura en el interior de la O.L. Vrouwenkerk que representa
la escena de juramento de lealtad de un vasallo al rey
Helpoort 
Placa con plano y leyenda de las murallas de Maastricht