viernes, 8 de diciembre de 2017

Castillos por el río Cidacos

Escudo de una casa en Yanguas
Las visitas estaban programadas en torno al balneario de Arnedillo sin contar con una ruta de castillos, por lo que fue producto de improvisación. El recorrido y las visitas tienen como nexo el río Cidacos que, aunque transcurre prácticamente por La Rioja, nace en Soria y desde esta provincia partiremos, en Yanguas. En la zona riojana de Tierra de Cameros el atractivo  innegable es el interés que suscitan las icnitas, los restos fósiles de huellas de dinosaurios, en torno a las que está organizado el turismo en esta región . La zona cuenta con varias fortificaciones, algunas de ellas en estado ruinoso, pero dignas de visitar y recordar su historia, y conserva algunos puentes que cruzaban el Cidacos estructuras que facilitaban el tránsito entre la meseta soriana y el valle medio del Ebro, zona dominada en el siglo X por los Banu Qasi y, tras la reconquista, ruta utilizada por la Mesta. Y siguiendo el río llegaremos hasta Arnedo donde finalizará nuestra excursión.

Interior del castillo de Yanguas
Llegamos a Yanguas desde Soria por la carretera SO-615 que discurre paralela al río Cidacos. En la entrada del pueblo, a la derecha, se abre una pequeña plaza que da acceso a la Puerta del Río. Desde aquí subimos por la calle Mayor hasta lo más alto del pueblo, donde encontraremos el castillo. Es un paseo cómodo que nos permitirá descubrir una población muy cuidada. El día estaba lluvioso y llegamos justo cuando los niños de la escuela salían al recreo, justo en el frontón que está adosado al lienzo del castillo. Una vecina muy paciente nos abrió la fortaleza y pudimos visitarla, aunque con prisa pues acudía a misa en la iglesia que está justo en la salida del pueblo. El castillo según todas las fuentes tiene origen musulmán aunque el edificio que vemos en la actualidad debió construirse a finales del siglo XIV por Carlos de Arellano, segundo señor de Yanguas quien había heredado el señorío de su abuelo. La fortaleza tiene forma trapezoidal, con torres en las esquinas y un patio en el que se han colocado unas columnas, que deben ser las que se encontraron en unas excavaciones, que le otorgan aire palaciego. Todo el recinto está coronado por almenas y se puede acceder a una de las torres desde donde se tienen excelentes vistas del entorno. Rodeando el edificio por el exterior por la carretera que lleva a Vellosillo se alcanza el lienzo oeste donde se estaban llevando a cabo obras de consolidación.

Castillo de Yanguas y frontón adosado al lienzo
Una vez concluida nuestra rápida visita llegamos a la iglesia de Santa María, donde se celebraba el oficio al que acudía nuestra anfitriona, y justo frente se encuentra el puente romano que recibe el mismo nombre de Santa María, "un sencillo puente de tres ojos" que cruza el río. Su construcción, según el cartel informativo, debió ser en época medieval, en la mismas época de la construcción de la muralla del pueblo. El mismo cartel añade que en el siglo XVIII, en el Catastro de Ensenada, el puente carecía de utilidad porque "no se pide ni paga derecho alguno de portazgo". Y de aquí salimos hacia nuestra siguiente parada en Enciso.

Obras de consolidación en el lienzo oeste del castillo de Yanguas
Siguiendo la carretera SO-615 a unos 13 km. se encuentra Enciso, en La Rioja donde la carretera se denomina LR-115. Enciso es una localidad que basa su atractivo turístico en la gran cantidad de yacimientos de icnitas por lo que los restos del castillo, bastante deteriorado, parecen descansar en el olvido de los visitantes. Según el cartel informativo, la construcción del recinto de Enciso se remonta a los siglos IX-X, época de las luchas de Musa-Ibn-Musa, de los Banu Qasi, con el califato de Abderramán II hasta la toma de control de la zona por parte de los reyes navarros. De él se conservan los restos de una torre de planta cuadrangular adosada a la muralla; una atalaya en la parte alta del cerro que domina la población, también cuadrangular de unos 7,5 metros de lado y de zócalo macizo; y una torre de forma semicircular al exterior de unos 6 metros de diámetro con forma cuadrangular en la cara interior. A la derecha de éste, en la pendiente se levantan los restos del muro que conformaban el recinto, todo el conjunto como decíamos, está muy deteriorado.

Castillo de Enciso, torre semuicircular y al fondo restos de la atalaya
Saliendo del pueblo, camino a Arnedillo, se levanta un bellísimo conjunto arquitectónico medieval del siglo XV-XVI, compuesto por la ermita de la Concepción, un crucero con templete y, bajando el camino que nos hará cruzar el río Cidacos. un esbelto puente. Según el cartel informativo el puente "salva 20,6 m de luz con una altura máxima de 11,50 m." y se sitúa en el antiguo camino a Préjano. Su construcción es similar a la de los puentes de Santiago y San Miguel en Arnedillo que veremos en nuestra siguiente parada.

Atalaya del castillo de Enciso
Nuestro próximo destino, siguiendo la LR-115, es Arnedillo, a unos 10 kilómetros. Arnedillo es una población que goza del privilegio de poseer aguas termales -cuenta con un balneario privado y unas pozas termales públicas al aire libre junto al cauce del río-. Siguiendo éste se llega primero al puente donde, según el  cartel, el paso se complicaba y se hacía imposible seguir el curso "aguas abajo del puente, el río Cidacos ha labrado una estrecha garganta, imposible de franquear hasta épocas recientes" cuando se abre la actual carretera y varios túneles. El puente puede datar del siglo XVI, de un solo ojo, de medio punto y se asienta directamente en la roca.

Torre y lienzo del castillo de Arnedillo
El castillo, del que sólo queda una torre cuadrangular y el resto de un lienzo que asciende por la cresta en el que se asienta, vigila el puente, paso obligado camino a Arnedo y Calahorra. A los pies de la torre, en lo que era parte del recinto del castillo, se asienta el cementerio municipal. Como las anteriores fortalezas, la de Arnedillo o castillo de Lombera, es de origen musulmán. A principios del siglo XII pertenecía al rey Alfonso I de Aragón, y en el último tercio del siglo, en 1170, estaba en poder de Alfonso VIII de Castilla que ese mismo año lo cederá al obispo de Calahorra. El castillo sería utilizado por los obispos como residencia de verano y posteriormente "como cárcel de clérigos rebeldes". En 1224 el obispo Juan Pérez, de acuerdo con el cabildo, se hizo con el señorío provocando varios conflictos con la población que llegó en 1232 a levantarse contra el obispo y no reconocer el señorío. El acceso a la torre me fue imposible porque el camino más accesible estaba cubierto de zarzas y espesa vegetación.

Torre del castillo de Arnedillo vista desde el cementerio
Nuestro siguiente destino estaba siguiendo la carretera LR-115 dirección Arnedo; a 1 kilómetro tomamos la LR-382 que nos llevó a Préjano. Justo a la entrada de la población a la derecha sale el camino que conduce directamente al castillo. Préjano es una población con un pasado reciente minero. Cuenta con dos iglesias góticas de las que sobresale por encima de los tejados sus dos poderosos campanarios barrocos. La población y la fortaleza se encuentran a 1,5 kilómetros del cauce del Cidacos y desde su posición se domina el amplio valle.

Torre del castillo de Préjano la empalizada camufla la escalera de acceso
El castillo consta de un recinto cuadrado con una torre esbelta que ocupa todo el lado noroeste del recinto. La torre es pentagonal, construida en el siglo XV y consta de tres plantas y un sótano. Posterior a su construcción se añadió el recinto y se reforzó con talud hacia el exterior a la vez que se remató con un coronamiento del que aún quedan restos de ménsulas y matacanes. El acceso a la torre se hace por el primer piso, por la fachada sur, a través de un arco apuntado; en esta misma fachada se abren dos ventanas geminadas, una en cada uno de los pisos superiores. Hacia el norte se abre otra ventana y una aspillera y hacia el oeste varias aspilleras. Su historia está muy bien documentada y su visita se hace gracias a una vecina, entusiasta y amable que se presta a la visita. Destacar la presencia de dos enterramientos en el sótano, son dos sepulturas talladas en la roca, por lo que se puede suponer que el castillo está construido sobre restos de un edificio religioso anterior.

Castillo de Préjano en la que se ve el recinto y el añadido del talud
Documentado desde el siglo XII, Alfonso VII de Castilla lo dona en 1151 a Martín Fernández en pago a sus servicios. Lo poseyeron varios propietarios en señorío hasta 1752 siendo la última propietaria Ignacia de Arguto y Álava, marquesa de Gaztañaga. En la actualidad el edificio alberga un interesante y completo centro de interpretación de la naturaleza. Terminada la visita retomamos la carretera LR-382 para desviarnos a la LR-380 dirección Santa Eulalia Bajera y de nuevo la LR-115 que nos conducirá hasta Arnedo, nuestra última, y frustrante, parada en la que no pudimos acceder al castillo porque estaba en obras de consolidación del terreno.

Castillo de Arnedo desde el acceso desde la población
De origen islámico, el castillo de Arnedo, era una de las plazas fuertes de los Banu Qasi en el valle medio del Ebro, siendo residencia temporal de Musa ibn Musa. La población fue asediada por Sancho Garcés I de Panplona y García I de León. En 1176 el castillo estaba en poder de Alfonso VIII y posteriormente pasaría a los Velasco, duques de Frías. La construcción se levanta sobre un promontorio arcilloso que domina el núcleo urbano. Tiene una esbelta torre circular que posee a ambos lados sendos muros de aparejo y sillarejo. El espolón del norte, de planta poligonal  y en obras, se construyó a finales del XV por orden de los Velasco. Debido a estas obras el acceso estaba vallado y fue todo lo que pudimos ver.

Castillo de Arnedo visto desde el polígono industrial
Más adelante, siguiendo el curso del río dirección a Calahorra, nos quedaba la torre de Quel la única fortaleza que dejamos de visitar, por lo que dimos por concluido nuestro recorrido en varias jornadas a lo largo del río Cidacos.

Puente de Arnedillo bajo la torre del castillo

Puente de tres ojos de Yanguas

Puente de Enciso

Para esta entrada he consultado, además de los carteles informativo que hay en los castillos y puentes, la siguiente documentación:

Castillos de La RiojaEstables Elduque, J.M., E. Lancia, León, 1993.
Castilla y León. Castillos y fortalezasCobos Guerra, F. y Castro Fernández, J.J. de, Ed. Edilesa, León, 1998.
Los castillos y fortalezas de Castilla y LeónMartín Jiménez, Carlos M. Ed. Ámbito,Valladolid, 2003.

sábado, 8 de abril de 2017

Sabina Popea

Sabina Popea
Entre los bustos que se exponen en el patio del Museo Arqueológico Nacional, junto a la sala Hispania Romana, se encuentra el de Sabina Popea, con una breve descripción del personaje: "PopeaEsposa de Nerón de la familia Julio Claudia fue emperatriz desde el año 63 hasta el 65. Murió asesinada por el emperador cuando estaba embarazada. Los historiadores romanos hablan de su belleza e inteligencia". La obra procede de Medina SidoniaCádiz, fechada entre los años 58 y 65 de nuestra era. Para averiguar algo más sobre ella busqué entre las crónicas romanas donde la presentan como una mujer de belleza y sensualidad cautivadoras aunque carente de escrúpulos, tal como la describe Cornelio Tácito "a pesar de su innegable subjetividad" de sus Anales, y lo poco que pude extraer de Los doce césares de Cayo Suetonio.

"No menos notable fue la desvergüenza que, aquel año, marcó el comienzo de grandes males para la república. Había en la Ciudad una tal Sabina Popea, hija de Tito Olio; pero había tomado el nombre de su abuelo materno, Popeo Sabino", Así comienza su relato Tácito sobre la vida de Popea que va intercalando entre la historia del principado de Nerón, "Esta mujer -añade- poseía todas las virtudes excepto un espíritu honesto". De conversación agradable e ingeniosa "aparentaba modestia, pero en realidad obraba con descaro"; aparecía pocas veces en público, pero cuando lo hacía era con parte del rostro tapado, "nunca se preocupó de su reputación y no hacía distinciones entre maridos y amantes", sin someterse en este aspecto ni a sus sentimientos ni a los ajenos, simplemente "dirigía su sensualidad a cualquier objetivo de que pudiera sacar provecho". A partir de esta presentación comienza a narrar su trayectoria dentro de la corte romana.

Estaba casada con un caballero romano llamado Rufo Crispino con quien tenía un hijo. Se dejó seducir por Otón "que se valió de su juventud, de sus excesos y de ser el amigo más íntimo de Nerón" para alcanzar sus favores. Siendo ya mujer de Otón éste no cesaba entonces de alabar su hermosura al emperador con el fin de compartirla con él y sacar de este vinculo influencias en su propio provecho. No tardó mucho Popea en ser presentada a Nerón. a quien acaba seduciendo; su primera intención es intentar que éste abandone a su concubina, su más cercana rival, la liberta Acte, Mientras crece su influencia sobre Nerón, es su marido quien será apartado del círculo íntimo de emperador, hasta que "finalmente para que no fuera su rival en la Ciudad, se le encarga el gobierno de la provincia de Lusitania" donde es trasladado. Allí vivió "con integridad y decencia" y moderado en el ejercicio del poder. Posteriormente Otón alcanzará relevancia en la historia de Roma tras la muerte de Nerón,en el año 69, llegando a ser proclamado emperador.

Agripina, madre de Nerón
Popea tras divorciarse de Otón -estaban casados per usum, "el matrimonio quedaba disuelto si la esposa pasaba tres noches seguidas fuera del domicilio conyugal", lo que aprovechaba para pasar dos noches con el emperador y la tercera lo abandonaba incrementando así los celos y el deseo de Nerón- sólo le quedaba que el emperador se divorciara de su mujer, Octavia, pero éste difícilmente lo conseguiría mientras Agripina, la madre de Nerón, estuviese viva. Con el objetivo puesto en eliminar a Agripina, Popea comenzó a llamar la atención del emperador sobre su madre, lamentándose de ella constantemente. Mientras, por otro lado, surgió el turbio asunto del incesto del emperador y de la propia Agripina quien se vanagloriaba de ello. En este asunto estuvieron implicados Séneca, que a través de la liberta Acte intentaba tener noticias ciertas del incesto, y Burro, el otro preceptor de Nerón. Para evitar la ignominia que recaería sobre la reputación de Nerón, deciden eliminar a Agripina simulando un naufragio. Tras provocar el naufragio Agripina sobrevive por lo que finalmente es muerta a espada sin más disimulo en su propio lecho.

Tras el asesinato de su madre, Nerón se presta entonces a contraer matrimonio con Popea, . Antes, sin embargo, ha de repudiar a su esposa Octavia, aunque se encontró con el problema de que su mujer, por su modo de vida y su ascendencia, era hija de Claudio, y sobre todo "por las simpatías del pueblo" por su persona, se había convertido en una molestia tanto para Nerón como para Popea, El emperador alegará para repudiarla que era estéril, acusándola a la vez, por medio de uno de sus servidores, de haber cometido adulterio con un esclavo, y aunque todas sus doncellas niegan tal extremo, Octavia es deportada a Campania. Esta decisión es tomada con constantes quejas y murmullos entre la plebe lo que al parecer, -aquí hay un paréntesis en blanco en el relato de Tácito- provoca que Nerón la haga volver del destierro. En pleno júbilo la plebe invade el Capitolio, derriba los bustos de Popea a la vez que pasean y ensalzan los de Octavia. Finalmente son disueltos por soldados armados que restituyen el honor de Popea.

Nerón
Tras este percance Popea, argumentando que un nuevo tumulto puede acabar con su vida e incluso con la del propio Nerón, convence a éste de la necesidad de deshacerse definitivamente de Octavia. Esta vez es desterrada a un pequeño islote al norte de Nápoles. Como acusación se retoma el asunto del adulterio con un esclavo, éste era Aniceto, el mismo que ideara el naufragio para atentar contra Agripina. Una vez confiesa es desterrado a Cerdeña donde vivirá cómodamente hasta su muerte de forma natural. Según Tácito, Octavia tenía tan solo veinte años cuando recibe y a pesar de su juventud había tenido que sufrir los engaños de Nerón con Acte y Popea viviendo una muerte en vida que culminará, a los pocos días del destierro, cuando se le ordena morir. Los soldados la atan y le abren las venas para que muriese desangrada "mas como la sangre, retenida por el pánico, corría con demasiada lentitud, la matan con el vapor de un baño hirviendo. A esto se añade una crueldad aún más horrible cuando su cabeza fue cortada y llevada a la Ciudad para que la viera Popea".

En el año 63 "Nerón recibió con alegría sobrehumana el nacimiento de la hija que le dio Popea; y la llamó Augusta después de dar a Popea el mismo título". tras el nacimiento se organizaron juegos y fiestas, se agasajaron a los dioses y proclamaron votos públicos y se elevó un templo a la Fecundidad, y "todo esto se desvaneció al morir la niña sin haber cumplido aún los cuatro meses"; Nerón, "lo mismo que había sido desmedido en su alegría, así lo fue en su tristeza".

El año 65, según relata Tácito de forma lacónica, se celebraron juegos quinquenales, Al término de éstos Popea de forma dramática "encontró la muerte en un acceso de ira de su marido, quien la mató de una patada a pesar de estar embarazada". Según SuetonioNerón que se casó con Popea  tan solo 12 días después de repudiar a Octavia, amaba a Popea apasionadamente, aunque "su amor no impidió sin embargo que la matase de un puntapié, porque enferma y en cinta, le reconvino con viveza viéndole retirarse algo tarde de una carrera de carros". Algo más explícito, Tácito concluye que a pesar del brutal acto de Nerón, "él deseaba tener hijos y estaba muy enamorado de su mujer" y en lo que puede considerarse su arrepentimiento, el cuerpo de Popea, en contra de la costumbre, no fue incinerado, sino que "fue embalsamado con perfumes y colocado en el túmulo de los Julios. No obstante se celebraron públicas exequias y él en persona pronunció en los Rostros el discurso fúnebre, alabando su belleza, el que hubiera sido madre de una niña divina y otros dones de la fortuna como si de virtudes se tratara".

Bustos de Agripina, Nerón y Pepea en la sala del M.A.N.
Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Cornelio Tácito: Anales, ed. López de Juan, Crescente, Alianza Editorial, Madrid 1993.
Los doce césares, Cayo Suetonio Tranquilo, en. e-Booket.net

Las fotografías son de los bustos pertenecen  a la espléndida colección del Museo Arqueológico Nacional (M.A.N.) de Madrid expuestos en el patio junto a sala Hispania Romana.

lunes, 27 de marzo de 2017

El castillo de Chinchón


El viaje, como muchos, programado y a mitad de la ruta cambio de rumbo. Salimos de Madrid con la primera parada en Valdemoro para visitar su Plaza Mayor, un espacio espléndido de tradición castellana con casas con soportales y dos pisos con balcones, y en la zona alta de tres cuerpos; y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un edificio barroco decorado con pinturas de Claudio Coello, los hermanos Bayeu y un Goya, un lugar para nosotros tan desconocido como lleno de belleza;, una visita y un paseo muy recomendable. Desde Valdemoro nuestro próximo destino era Griñón pero, tras un breve debate entre los viajeros decidimos tomar el sentido contrario, hacia Chinchón.



El pueblo Chinchón se encuentra situado en un páramo situado entre los valles que forman el río Tajuña y el Tajo, "el caserío de Chinchón se distribuye por la cabecera de uno de estos vallejos. Sobre él -al sur y en una plataforma meseteña-, dominándolo, se yergue el castillo", una construcción que no destaca sobre el horizonte, ni tiene una figura esbelta, sino que descansa, elevándose casi agazapado "sobre un gran zócalo ataludado" y, aunque rodeado de foso, su situación lo hace muy asequible al visitante,




El castillo, según el cartel situado en la explanada que hay frente a él "está constituido por dos cuerpos cuadrangulares unidos con esquinas rematadas en fuertes torreones cilíndricos. El mayor de estos dos bloques (58 x 55 m) es el cuerpo principal en torno al que se articulan las otras estructuras". El núcleo principal es la zona noroeste, donde se forma el segundo cuadrado "que se proyecta hacia el exterior formando lo que también se puede considerar una evocación de las antiguas torres del homenaje". Esta zona está dotada de "hermosas habitaciones" y probablemente allí estaba la cocina pues es donde está construida una gran chimenea; en esta zona los cubos tienen mayor altura, lo que hace suponer que tuviesen dos alturas. Todo el edificio está construido en mampostería de
 piedra caliza de las canteras cercanas de Colmenar de Oreja; tanto la portada como los vanos, todos almohadillados, -en opinión de Fernando Sáez, en la guía de Castillos de Madrid-, le confieren al conjunto un aire italiano que, sin tener datos del autor de su diseño, "cabe suponer que debió de ser uno de los ingenieros transalpinos que trabajaba para la corona".



La entrada, situada en el lienzo sureste, "esta formada por un arco de medio punto rehundido dentro de un marco adintelado, ambos en sillería almohadillada. A parte de los dos batientes de madera, también se cierra gracias al puente levadizo que una vez levantado encaja en el hueco rectangular", Destaca, por último, sobre la moldura superior la puerta de acceso, el espectacular blasón de los Condes de Chinchón "flanqueados por sillares almohadillados que prolongan los ejes de las jambas del marco de la puerta".




El interior no se puede visitar debido a su deterioro, y siguiendo a Sáez y observando la fotografía del Instituto Geográfico Nacional, conserva el dibujo del patio original aunque no así la arquería que debió tener. Posee un "impresionante aljibe abovedado bajo su pavimento y una parte de una galería subterránea que recorría el interior del talud inferior".  Destaca, ya fuera del recinto, en la gran explanada que antecede al castillo cuyo muro de contención forma el foso, "unas gigantescas caballerizas con las que estuvo dotado el palacio".



El castillo que vemos hoy es una reconstrucción del primitivo, según los textos consultados, prácticamente de nueva obra porque de la primera construcción no queda ningún resto. La construcción se debe a Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla,  III Conde de Chinchón, Marqués de Moya, y señor de Odón, cuya fortaleza en Villaviciosa correrá mejor suerte en el tiempo que la que ahora visitamos. El de Chinchón debió construirse entre 1590-1598; y  dada la relación  con Felipe II , de quien fue intendente de obras, debió valerse de las ventajas que le confería el puesto y conseguir que trabajasen para él los arquitectos que lo hacían al servicio real.


La historia del castillo se inicia a partir de 1460 con Andrés Cabrera quien tuvo la habilidad de mantener buenas relaciones con Enrique IV a la vez que con Isabel I, en la guerra sucesoria del reino de Castilla. Gracias a los servicios que presta a la reina recibirá el título de Marqués de Moya por su defensa que del Alcázar de Segovia durante los conflictos sucesorios de Isabel con Juana la Beltraneja. hay que recordar también que la mujer de CabreraIsabel de Bobadilla, mantenía estrecha amistad con la reina Isabel I, consiguiendo en compensación a sus servicios y su estrecha amistad, un amplio señorío en la zona sur de la actual Comunidad de Madrid. La Corona cederá a Cabrera varias poblaciones y lugares que antes pertenecían a Segovia, y entre estos lugares los nuevos señores "fijaron la cabeza de su jurisdicción en la villa de Chinchón" y, siguiendo la costumbre, se apresuraron a construir un castillo como residencia y símbolo de su poder señorial.


Los primeros sucesos que vivió el castillo fueron tempranos, en 1521, durante la Guerra de las Comunidades, fue tomado por la población en favor de los sublevados mientras el señor, Cabrera acudía a Segovia para ayudar a sofocar la rebelión, Los posibles desperfectos debieron sufragarse con las compensaciones de las villas que se levantaron contra Carlos I, a excepción de las piezas de artillería de las que estaba bien dotada la fortaleza y que le fueron sustraídas. Unos 50 años después, haca 1590, es cuando el tercer conde decide demoler la vieja fortaleza y construir una nueva, la que conocemos hoy, y que estaría habitada durante todo el siglo XVII.


Iniciado el siglo XVIII, durante la Guerra de Sucesión, en 1706, el castillo es tomado por las tropas imperiales del Archiduque de Austria al mando del Marqués de la Mina; lo que provocaría tales destrozos que propiciaría su posible abandono. En 1738 en nuevo monarca, Felipe V, adquiere el Condado de Chinchón con todas sus posesiones para su hijo Felipe, éste sería rey de Nápoles, circunstancia que  no debió afectar al castillo porque en el siglo XVIII ya estaba en desuso. Durante esta época se documenta en 1787 que se estaban robando bloques de piedra para construir paredes, casas y caminos en el pueblo, lo que puede justificar, según las fuentes, la desaparición del piso superior del castillo.

Un siglo después, durante la Guerra de la Independencia, es ocupado de nuevo, esta vez por las tropas francesas, la Brigada Polaca del Mariscal Víctor, que provocarán nuevos desperfectos. Desde entonces y durante los dos últimos siglos, el castillo será utilizado como casa de labranza y, como vimos al principio, fábrica de licores. Según la prensa de 1995 en el patio de armas del castillo se proyecto construir un gran aparcamiento con el fin de solventar el problema del estacionamiento para los visitantes que recibe la ciudad los festivos y fines de semana; aunque antes de esta propuesta en la década anterior, en los ochenta, un incendio provocado dañó la estructura del edificio. En la actualidad sigue siendo propiedad de los Condes de Chinchón.


Para esta entrada he consultado la información que se da en los paneles informativo junto al castillo además de la siguiente documentación:

Castillo, fortificaciones y recintos amurallados de la Comunidad de MadridDirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, catálogo elaborado por Fernando Sáez Lara. Madrid, 1993.
Guía de castillos de MadridDirección General de Turismo, Consejería de Empleo, Turismo y Cultura de la Comunidad de Madrid; edición y textos de Fernando Sáez, Madrid, 2015.
El País, González Olaya, Vicente, prensa 10-09-1995
Instituto Geográfico Nacional de su pagina web he extraído la imagen cenital del castillo.

Imagen del castillo de Chinchón tomada del IGN

lunes, 20 de marzo de 2017

Iglesia de San Martín del Rojo


Siempre se piensa que después de haber visitado San Martín en Frómista, San Vicente en Ávila o Santo Domingo en Soria, por poner tres ejemplos del románico castellano, que no vale la pena desplazarse unos kilómetros para ver una iglesia tan sencilla y desconocida como La Asunción de San Martín del Rojo y menos de forma improvisada. Fuimos porque estaba indicada en un cartel informativo del monasterio de Santa María de Rioseco. La población de San Martín del Rojo se encuentra a 4,5 kilómetros del monasterio de Rioseco. en un altozano junto a lo queda del pueblo hoy abandonado. Es una pequeña iglesia a la que se accede por una escalinata destartalada de bloques de piedra, está adornada con una espadaña barroca "que oculta un sencillo y austero templo románico de finales del siglo XII". Escasa es la información que he encontrado sobre ella, casi toda en el cartel informativo que hay al pie del cerro donde se asienta.


La descripción que hace el panel informativo, sencilla y muy bien ilustrada, es la siguiente: "Su cabecera conserva la estructura original en la que un tramo recto precede a un ábside semicircular. Hacia el exterior, los contrafuertes, una ventana, una cornisa decorada con puntas de diamante y varios canecillos, algunos figurados, rompen la monotonía del ábside".


El pórtico está compuesto por columnas y capiteles que pertenecieron a la iglesia arruinada de Fuente Humorera, cerca de San Martín, a la que se llega por un desvío desde la misma carretera anque el camino está cortado por una valla que impide el paso. Estos capiteles "están decorados con curiosas escenas que parecen representar a unos músico junto a una bailarina en uno de ellos, y lo que podría ser un domador con su caballo en el otro".


La portada "se organiza mediante arco de medio punto y cuatro arquivoltas" donde "diferentes personajes atados con una cadena se sitúan longitudinalmente ocupando la arquivolta, en cuyos extremos aparecen dos figuras demoníacas". En el interior, que no pudimos ver, según el cartel los capiteles tiene motivos  muy variados y en uno de ellos, en la nave, "repite un tema similar al de los músicos y la bailarina del capitel procedente de Fuente Humorera"; el resto del interior representan "curiosas aves, parejas de cuadrúpedos afrontados y mascarones con aves que picotean en su boca".


Tan solo quedaba rodear en edificio y recrearse fotografiando los canecillos, en uno se vuelve a representar a músicos y cabezas de animales: un ciervo y un toro. Para terminar, apuntar un detalle de calidad humana de quienes escribieron el cartel informativo, en él se hace un sencillo homenaje: "A Manolo, quien durante muchos años fue el único habitante de este pueblo, se le humedecían los ojos de orgullo cuando enseñaba a los visitantes ocasionales "los muñecos" tallados en esta portada",

Para esta entrada he utilizado únicamente la información que existe al pie de la iglesia.

Músico encadenado



Demino devorando a un personaje
Cornisa, canecillos y parte del ábside

Músico representado en uno de los canecillos

sábado, 11 de marzo de 2017

Castillo de Frías



 Construido sobre lo alto del espolón rocoso, el castillo de Frías vigila la ciudad a orillas del Ebro. Al otro lado del río está Tobera, a donde llegamos después de visitar Poza de la Sal; por el otro lado, dominando las rutas del norte que van al Cantábrico, el soberbio puente medieval sobre el Ebro. Llegamos a Frías, la ciudad más pequeña del mundo, por la carretera BU-504. Habíamos visitado antes Tobera, su modesto puente románico sobre el río Molinar y la ermita  Nuestra Señora de la Hoz, del siglo XIII y el santuario barroco, similar a un humilladero, del Cristo de los Remedios. Un cómodo paseo que termina junto a un mirador frente a las cascadas que forma el río al precipitarse en varios tramos.


Frías, como muchas poblaciones medievales fue objeto de permutas y cambios entre la corona y la nobleza, así, en 1011 el conde castellano Sancho García la cambia junto a otras propiedades para obtener Oña donde mandará construir su magnífico monasterio; pero será con Alfonso VIII, el de Las Navas de Tolosa y su política expansiva hacia el norte buscando la apertura de puertos que le permitirían comerciar a través del Cantábrico, cuando comience a tener relevancia en las Merindades, tanto histórica como económica. Siguiendo a Gonzalo Martínez, en la biografía Alfonso VIII, hasta entonces Castilla "había sido un reino orientado hacia el interior" y desde muy pronto intentó crear una red de ciudades y puertos que propiciara su apertura al comercio y a las relaciones marítimas. La primera ciudad creada será Castro Urdiales; a la que concede de fueros francos en 1163; le seguirán Santander, Laredo y San Vicente de la Barquera. Esta política expansiva estaba apoyada en el otorgamiento de "fueros apropiados a las actividades mercantiles y artesanales", e irá añadiendo algunas villas que se encontraban en las rutas que las iban a comunicar a través del camino de Santiago con los puertos cántabros: Miranda de Ebro en 1177, Medina de Pomar en 1181 y Frías en 1202.


Éste debió ser el propósito del rey cuando en 1201 trueca Frías con los Armengol, condes de Urgel y señores de Valladolid, y descendientes del conde Pedro Ansúrez, -la permuta debió hacerse con Armengol VIII de Urgel y IV de Valladolid- a cambio de diversas villas. De esta forma pasaba Frías del reino de Navarra a Castilla. En esta época ya debía existir el castillo, -según todos los autores de finales del XII o principios del XIII- al que pertenecieron los espléndidos capiteles románicos que decoran los ajimeces de las ventanas de la fortaleza. Un año después "el monarca concede al concejo de Frías el fuero de Logroño y en 1211 se construyen las murallas de la villa". Alfonso VIII reformará el castillo ya existente "dotándolo de nuevas defensas ya que pasa a ser una pieza importante en el control del territorio al sustituir en esas funciones al castillo de Petralata".


En 1394 Enrique III dona la villa a Diego López de Zúñiga aunque dos años más tarde la vuelve a recuperar a cambio de Béjar (Cáceres). Según Cooper esta permuta se debió a los pleitos abiertos entre la Mesta, los vecinos y los propios López Zúñiga por el acceso a los pastos de las dehesas del río Cuerpo de Hombre, por lo que el rey zanja la cuestión cambiando Frías por Béjar, a la vez que otorga privilegio a Frías por el que ningún otro rey, después de él, podrá donar o enajenar la villa "por cuanto la dicha villa según ella es e el lugar en que esta asentada cumple muy mucho para ser de los reyes inmediatamente e non de otra persona".


A pesar de este privilegio, Juan II  permutará en 1446 la ciudad y su castillo con el conde de HaroPedro Fernández de Velasco a cambio de Peñafiel. Este cambio provocará el rechazo de los vecinos que se resistirán a aceptar un nuevo señor recordando los abusos del anterior señorío y por contravenir la promesa de Enrique III. La rebelión dura hasta 1450 fecha en la que Fernández de Velasco pone sitio al castillo, donde se habían atrincherado los vecinos "e tomola por fambre e por sed, como no estavan apercividos, a cavo de dos meses, especialmente por agua que no lo avia". En las capitulaciones entre la ciudad y los Velasco se acuerda que todas las reformas de la fortaleza así como cualquier edifico nuevo sería a costa de los nuevos señores y sus sucesores. Los Velasco, condes de Haro y condestables de Castilla, añadían así Frías a sus señoríos en la Merindades donde ya poseían Medina de Pomar y Espinosa de los Monteros a la vez que convertían la nueva ciudad en cabeza del ducado de Frías que los Reyes Católicos les otorgarán en 1492.


Es tras la rebelión de la ciudad contra los Velasco cuando debieron construirse "las torres circulares que separan el castillo del resto de la muela, la torre cuadrada que cubre la puerta de este frente y la barrera y el foso que precede". Al castillo, siguiendo a Berdard Remón, es ligeramente cuadrado y se accede al él mediante un puente estrecho, levadizo en su día, que salva un foso excavado en la roca, que conduce a un barbacana con cañoneras o barrera de doble muro. El muro más alto tiene dos cubos redondos en los extremos y en el centro una torre cuadrada donde se aloja la entrada al recinto interior, a través de doble puerta en zig-zag para facilitar su defensa. Una vez en interior, en el patio de armas, a la izquierda quedan restos de dependencias residenciales, entre ellas las tres ventanas ajimezada románicas que mencionábamos al principio; y a la derecha el espacio que ocupaba la zona de servicios: cuadras, bodegas y almacenes; y por último en el centro el pozo del aljibe. En el extremo de la zona de servicios existe una torre-puerta con una poterna que se utilizaba para abandonar el castillo en caso de asedio.


La torre del homenaje, muy vistosa y fotogénica, es de planta poligonal y se eleva sobre una mole rocosa de toba. Cuenta con garitones sobre modillones en sus dos esquinas y contaba también con un aljibe. Lo que hoy vemos de la torre debe corresponderse a una porción de su tamaño original, aproximadamente la mitad, a causa de los derrumbes que sufrió la fortaleza y el roquedo en los siglos XVI, XVII y XVIII. Estos derrumbes provocaron la destrucción de varias casas y en una ocasión la muerte de 30 vecinos en uno de los desprendimiento, por lo que hubo varios intentos y propuestas para la demolición de la torre. Finalmente se optó por reconstruir la fortaleza, la que vemos en su estado actual.


Interesante es también lo que nos cuenta la información turística. Tras otorgar Alfonso VIII el Fuero de Logroño la ciudad se convirtió en uno de los centros más importantes de las Merindades de Castilla llegando a agrupar a mediados del siglo XIV a 55 aldeas y lugares: "Entre el castillo y la iglesia de San Vicente fue creciendo una auténtica ciudad de estrechas calles y pequeñas plazas que albergó una importante población de comerciantes y artesanos y una notable comunidad judía". En esta época debió reformarse el puente ya existente que cruza el Ebro. En el siglo XIV se construyó en el centro una soberbia torre para controlar el paso y el cobro del portazgo a arrieros y comerciantes.


Para esta entrada he consultado, además de los carteles informativo que hay en el castillo y la información de los folletos turísticos, la siguiente documentación:

Los pueblos de la provincia de Valladolid, Ortega Rubio, Juan, Valladolid, 1895
Conocer España por sus Castillos, Gassós, Dolores, Caja Segovia, 2004
Castillos de BurgosBernard Remón, Javier, Ed. Lancia, León, 1992
Castilla y León. Castillos y fortalezasCobos Guerra, F. y Castro Fernández, J.J. de, Ed. Edilesa, León, 1998.
Los castillos y fortalezas de Castilla y LeónMartín Jiménez, Carlos M. Ed. Ámbito,Valladolid, 2003
Alfonso VIII rey de Castilla y Toledo (1158-1214), Martínez Díez, Gonzalo, Ediciones Trea, Gijón, 2007.

Foso y puente vistos desde el adarve
Torre cuadrada y barrera que protege la entrada 
Capitel románico representando un ave mitológica
Capitel románico representando a un caballero
Vista de Frías entre la torre del homenaje a la iglesia de San Vicente