La abstracción, como comenta el profesor
Julián Gallego comentando una obra de
Eusebio Sempere y citando a
George Braque, no puedeexistir sin partir de algo concreto; esto es, que cualquier obra no figurativa toma sus raíces en un recuerdo, en la memoria visual, algo necesariamente figurativo, lo que propicia la experiencia óptica en el espectador para formar nuevas formas y objetos naturales. Nosotros como espectadores, en este caso, no vamos a ser parte integrante de la obra, sino que vamos a interpretar de forma diferente el objeto que la artista
Virginia Romero Toledano nos proporciona en su obra.

Para este viaje a través de la obra pictórica es necesario, sobre todo, intentar encajar nuestra percepción a elementos tan líricos como una melodía, a una imagen que se ha quedado prendida en nuestra retina sin apenas percibirla, o, como propone el propio profesor
Gallego, a un poema. En el caso de
Virginia Romero, los títulos de sus obras nos facilitan ese viaje, como si fuese un consejo o una pista sobre la que trabajar y comenzar nuestro propio tránsito a través de un poema y de un color, y no voy a buscar el azul, el color que predomina en el conjunto de las obras, sino en el blanco, en la nieve y en unos versos de
Boris Pasternak.
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En la nieve |
Cae la nieve; y todo se arrebata, / como a punto de alzarse: / los peldaños oscuros, la baranda, / la esquina de la calle... y de aquí al lienzo y de nuevo a la introspección, a la devoción del propio
Pasternak:
Cae la nieve, cae; / como si en vez de copos descendiera, / en sayo de retales, / la bóveda celeste hacia la tierra.
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Buscando |
Y del blanco al verde, al amarillo, al azul y al bermellón como sinfonía de primavera improvisada al ritmo que marca el poeta:
Entrelaza esta lluvia como un oleaje de gélidos codos / y de palmas de tul como un lirio sutil, imperioso de puro temblor, / ¡marca el ritmo, alborozo!, adelante, y atrápalos; porque en la trápala, en este alboroto, / van las voces del bosque ahogadas en eco de las cacerías allá en Calidón, ...
Quizá no haya mayor satisfacción para el espectador que contemplar la obra al son que marca su propio capricho, su inspiración como complemento a la obra que intenta descifrar, capaz de interpretar sin ataduras ni conceptos vanos, sino con la misma intuición que guió al pintor, al músico o al poeta a la hora de componer:
Entra en el piso y se pone a tocar, / y no piezas ajenas; él compone... / sus propios pensamientos: un coral, / un oratorio, un susurro del bosque.
Virginia Romero Toledano en
Galería Orfila, en calle Orfila, 3 de
Madrid, hasta el 5 de diciembre de 2015.
Los textos son del libro de poemas
Días únicos, de
Boris Pasternak, Colección Visor de Poesía.
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