viernes, 17 de enero de 2014

Roldán y Ferragut

Capitel en calle San Pedro de Cuenca
En Cuenca, bajando la calle de San Padro, que va desde el castillo hasta la catedral, a la izquierda hay un solar con los restos de un edificio que tiene una columna en cuyo capitel puede adivinarse, por lo desgastado, una lucha entre caballeros. En la iconografía medieval es muy habitual encontrar escenas que narran un episodio en particular, manera que en aquella época se escribían las historias para un pueblo que no sabía leer y que, por lo general, eran hechos referidos a las luchas entre cristianos y musulmanes.

Caballero capturando a un musulmán
Santa Mª Real de Nieva
Este capitel me recordó a otra escena que está representada en el maravilloso claustro de Santa María la Real de Nieva (Segovia), en la que un caballero cristiano abate a un musulmán y en el reverso del capitel aparece el musulmán llevado prisionero. Pero quizás el que mejor puede explicarnos una historia completa es el capitel que representa la lucha entre Roldán y el gigante Ferragut en el Palacio de los Reyes de Navarra en Estella (Navarra).

La historia tiene lugar cuando la práctica totalidad de la Península está bajo dominio musulmán. En 777 dos emisarios árabes llegan a la corte de Carlomagno en Paderborn (Sajonia). Eran los enviados por Al-Arabí, gobernador de Zaragoza, y su aliado Al-Hussayn, gobernador de Barcelona. Estos piden ayuda para derrotar Abderramán I y reconquistar CórdobaCarlomagno acepta y arma dos ejércitos que entrarán en 778, cada uno, por un lado de los Pirineos. Carlomagno penetra por occidente al mando de uno de los ejércitos; llega a Pamplona  y desde allí se traslada a Zaragoza. El otro ejército, que entra por oriente, llega a Barcelona, pero allí no les permiten entrar, así que continúan hasta Zaragoza donde se junta con el de Carlomagno; pero tampoco les permiten entrar. ¿Qué había hecho cambiar de opinión a los gobernadores de Barcelona y Zaragoza? La cuestión es que Carlomagno decide poner sitio a Zaragoza, durante el cual recibe noticias de una sublevación en Sajonia, entonces opta por levantar el asedio y volver junto a todo el ejército por el lado occidental. Para no irse de vacío, toman y saquean Pamplona, y desde allí el grueso de sus tropas cruza los Pirineos por Roncesvalles el 15 de agosto, pero la retaguardia, que llevaba las provisiones, botines, tesoros y rehenes, es atacada y aniquilada por los vascos. Entre los muertos estaban los mejores caballeros del palacio de Carlomagno, y entre ellos su sobrino Roldán.

Roldán, a la derecha, clava su lanza en el ombligo de Ferragut, a la izquierda

Ferragut llega al combate
El fracaso de la expedición, sin haber alcanzado objetivo alguno, obligó a los cronistas carolingios a ensalzar magnificando tanto la empresa de Carlomagno, como la figura heróica de Roldán y su épico final difundido en todo el Imperio Carolingio, a través de la Canción de Roldán. Además hubo otras obras que se encargaron de elevar, aún más si cabe, la figura de Roldán narrando luchas épicas y hechos memorables entre los que destaca su enfrentamiento con el gigante Ferragut, una de las primeras leyendas que se extendieron por el Camino de Santiago.

Lucha a pie entre Ferragut y Roldán 
Según la Historia de Turpin, durante aquellos acontecimientos recibió Carlomagno la noticia de que cerca de Nájera (La Rioja) había un gigante llamado Ferragut que había llegado de Siria junto a 40.000 turcos para enfrentarse a su ejército. Ferragut tenía la fuerza de 40 hombre y no temía a las armas. Carlomagno envió a varios de sus mejores caballeros a luchar contra él y todos fueron derrotados uno a uno. Roldán  pide permiso para medirse al gigante y a duras penas lo obtiene de su tío. Pelearon durante varios días sin conseguir en este tiempo Roldán herir ni vencer al gigante musulmán. En uno de los descansos, y dentro de la cortesía caballeresca, tienen un debate dialéctico sobre religión y acuerdan que el vencedor será aquél que tenga al verdadero Dios de su lado. En la conversación Ferragut le confiesa que su fortaleza consiste en que es inmune a las armas y a los golpes y que sólo tiene un punto vulnerable: el ombligo. Al reanudar la lucha Roldán consigue derribar al gigante y atravesar con su daga el ombligo de Ferragut saliendo victorioso de la contienda y demostrando que el dios cristiano era el único y verdadero.

Para esta entrada he consultado varios textos aunque el más completo ha sido La Conquista árabe 710-797, Roger Collins, Editorial Crítica.
También me ha sido muy útil el magnífico trabajo de Francisco Crosas López sobre la expedición de Carlomagno, la gesta y muerte de Roldán, que se puede consultar en:  http://www.sasua.net/estella/articulo.asp?f=roldan

jueves, 2 de enero de 2014

Castillo de Fuensaldaña


Visitar el castillo de Fuensaldaña, a escasos 7 kilómetros de Valladolid, fue una pequeña odisea, de camino del castillo de Portillo hube de cruzar Valladolid en plena hora punta, pero valió la pena. Fuensaldaña es una de esas fortalezas que, como la de Aunqueospese, no tienen una finalidad defensiva, sino que se construyó como residencia señorial. Su construcción, dentro de la Escuela de Valladolid, tiene planta cuadrada con torreones circulares en las esquinas, con una potente torre del homenaje que solía tener una relación de altura con el lado central de la construcción, la de Fuensaldaña tiene una altura de 34 metros. La suya es una historia muy ligada a los personajes que lo construyeron y habitaron, y al parecer siempre estuvieron en el lugar equivocado, más que a los acontecimientos históricos.


El castillo se comenzó a construir a mediados del siglo XV por Alonso Pérez de Vivero, Contador Mayor del rey Juan II de Castilla, lo que venía a ser ministro de Hacienda en la actualidad. Este personaje se fue haciendo, mediante compras, con todos los terrenos señoriales de Fuensaldaña; tardó casi 20 años en conseguirlo e iniciar las obras en las que empleó a un grupo de moros cautivos de su propiedad, dirigidos por el maestro cantero Mohamad. Alonso Pérez estuvo inmerso en una conjura urdida por la reina Isabel de Portugal, mujer de Juan II, contra el todo poderoso condestable de Castilla, Don Álvaro de Luna, la conjura fue descubierta y el condestable ordenó su asesinato en Burgos en 1453; al parecer este asesinato fue causa de la caída y posterior ejecución del condestable.


Las obras del castillo las continuó su hijo y sucesor, Juan de Vivero, vizconde de Altamira. Este personaje fue famoso porque los futuros Reyes Católicos se casaron en 1469 en su palacio de Valladolid. El hecho tiene su enjundia toda vez que su hijo, Alfonso de Vivero, al estallar la guerra de sucesión tras la muerte de Enrique IV, entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja, tomó partido por la princesa Juana. Tras la victoria de Isabel, Alfonso es castigado y confiscado el castillo hasta que en 1480 consigue el perdón real y le es devuelta la propiedad. Sin embargo, poco después es acusado de asesinar a su esposa, doña Elvira de Quiñones y la fortaleza le es de nuevo confiscada y no la recuperará hasta 1490.


En poder de nuevo de los Vivero, en 1519, el hijo y sucesor de Alfonso, Juan de Vivero, es acusado también de matar a su esposa, doña Mencia Sarmiento que al parecer le engañaba con el alcaide del castillo, Gracián Astete, a quien apuñala y deja al borde de la muerte. La sentencia contra el celoso esposo y asesino no deja de ser singular:  "...le prendan el cuerpo y preso le hagan subir encima de un asno e con soga de esparto a la garganta desnudo de la cinta arriba atadas las manos e con pregón público le sean dado cien azotes públicamente por las calles e lugares acostumbrados de la tal ciudad villa o lugar do ansi fuese preso lo cual ansi hecho le metan en un saco de cuero y encierren con el un can e un gato e una culebra e un ximio e cosan la boca de dicho saco y lo lancen a la mar o en el rio o pielago mas ondo que fuere mas cerca del dicho lugar donde se ejecute y este alli hasta que naturalmente muera". Por esta sentencia en 1520 es confiscado de nuevo el castillo. Pero poco después, ese mismo año, dentro de los hechos de la Guerra de las Comunidades, la fortaleza acoge a las tropas comuneras sin oponer resistencia, toda vez que al no ser una fortificación defensiva carecía de guarnición y apenas si contaba con media docena de defensores. En febrero de 1521 la Comunidad de Valladolid ordena su demolición, que afortunadamente no llegó a ejecutarse. Dos meses más tarde, el 23 de abril de ese año de 1521 las tropas comuneras, que habían salido del castillo de Torrelobatón, son derrotadas en Villalar.


En un salto en el tiempo, durante el cual el edificio se deteriora de forma progresiva y alarmante, ya en el siglo XIX el Marqués de Alcañices lo destina a labores agrícolas; y en el pasado siglo XX el edificio es comprado por la Diputación de Valladolid que lo restaura para albergar un parador de turismo, aunque una vez concluidas las obras se desecha la idea. Finalmente la Diputación lo cede en 1983 para acoger las Cortes de Castilla y León. Se realizan nuevas obras de reforma y el patio de armas se techa y pasa a ser el Hemiciclo. Lo reducido del edificio para tal institución, la falta de dependencias para despachos e infraestructuras -carece prácticamente de ascensores-, obliga finalmente a trasladar las cortes castellanoleonesas a Valladolid en 2007. Desde entonces la fortaleza se queda sin función alguna.


En la actualidad sólo tiene una función turística y celebración de actos culturales. El día que lo visité había una muestra de vestidos medievales y una curiosa e interesante recreación del cuadro Los desposorios de los Arnolfini, de Jan van Eyck, pintor que durante la primera mitad del XV anduvo por esas tierras. También es de destacar que durante última etapa del siglo XX las mujeres de la limpieza se quejaron de que por el edificio corrían las almas de las dos mujeres asesinadas por los Vivero, hecho insólito que añade a estas historias un tinte romántico. En definitiva, se pueden visitar prácticamente todas sus dependencias y recorrer el adarve en su totalidad, lo que no deja de ser emocionante, aunque no se pueda acceder a la torre del homenaje.

La guía de la visita guiada, me relató prácticamente todo lo que he contado aquí, pero he vuelto a recuperar mis fuentes con las que preparé la excursión, para la consulté sobre todo:

Castillos y Fortalezas de Castilla y León, Cobos Guerra, F. y Castro Fernández, J.J. de, editorial Edilesa, León, 1998.
Los castillos y fortalezas de Castilla y León, Martín Jiménez, Carlos M., editorial Ámbito, Valladolid, 2003.
Castillos de Castilla y León, Gutiérrez, J.M.,  Edical, Valladolid, 2007.
También es interesante visitar http://galeon.com/castillofuensaldana/fuensaldana.html