jueves, 24 de octubre de 2013

El Laberinto de "El Capricho" de la Alameda de Osuna

En 1946 un avión correo de Iberia hizo un aterrizaje de emergencia nada más despegar de Barajas, y lo hizo sobre una zona que debía ser de arbustos. Acababa de arruinar el jardín bajo, y con él lo que quedaba del laberinto del parque "El Capricho", de la Alameda de Osuna. Son cosas que no suelen ocurrir, pero pasan.

Estatua en la plaza de los Emperadores
De todas las historias que se pueden contar de la Alameda de Osuna, esta es la que más me gustó, quizá sólo por lo inusual del caso. "El Capricho" es una especie de "Versalles en miniatura", me dijo mi vecina, y en efecto, lo es. Me recordó un relato parisino de Rubén Darío, de un modernismo absoluto, sobre un poeta y una ninfa. Aunque tampoco es difícil de imaginar al duque don Pedro correr tras el carruaje de su amada y caer desvanecido hasta la muerte, según cuentan allá por 1844; ni los paseos fastuosos que diera don Mariano, el último duque, "el grande entre los grandes de España"; ni las carreras de caballos al estilo inglés o los apartados rincones entre estatuas, frondas, nenúfares y patos deslizándose en el remanso del lago testigos de vete tú a saber qué secretos, pero nada más sugestivo que el laberinto de laurel.

Laberinto de El Capricho en la actualidad

El laberinto es un elemento que se encuentra en los jardines desde antiguo. Tiene un origen oscuro y envuelto en el misterio que representa el mito de Teseo y el Minotauro. Según éste, Atenas, derrotada por Creta en una guerra, debía entregar todos los años 7 jóvenes y 7 doncellas al rey Minos para ser devorados por el Minotauro, bestia que comía carne humana. El Minotauro habitaba una gruta en lo más profundo del laberinto creado por Dédalo. Teseo se ofreció a ir  a Creta como víctima y liberar a su patria de este sacrificio. Ayudado por Ariadna, hija del rey Minos, de quien se enamora, Teseo penetró en el laberinto y dio muerte a la bestia.

El laberinto, a partir del barroco, deja de tener el significado filosófico de un submundo abierto y cerrado en el que se penetra en pos de la verdad, y pasa a ser un lugar puramente ornamental enriquecido a base de estatuas, pérgolas, bancos, fuentes... Con el romanticismo, el laberinto pierde todo su significado inmaterial y espiritual, es una pieza más de los jardines de la nobleza, y aunque mantiene sus características ornamentales, comienza a ser un lugar que se presta a juegos románticos y amorosos propio de la época. Es en esta época cuando se le añade una gruta donde ya no habita el Minotauro, sino el amor de Teseo y Ariadna.

Plano del Laberinto de El Capricho
Un mes después de la muerte de don Mariano, en 1882, totalmente arruinado y sin descendencia, se declara la banca rota de los Osuna. Tras varias vicisitudes y propietarios, entre los que destaca la poderosa e influyente familia Bauer, el Ayuntamiento de Madrid compra los terrenos mediante permuta en 1978. Después del aterrizaje del avión correo de Iberia, la zona se fue degradando y llegó a convertirse en almacén de materiales, hasta que se localizan los planos con el diseño que tenía el laberinto en 1870. Esto permitió su reconstrucción a partir de 1987 a base de plantones de laurel y recuperando parte del mobiliario, que es lo que conocemos hoy.

Para conocer más de El Capricho y su historia os recomiendo su visita que es gratuita y la lectura de "El Capricho" de la Alameda de Osuna, de Carmen Añón Feliú, de la colección Parques y Jardines de Madrid que he utilizado para documentarme y guiarme en mis visitas al lugar.

lunes, 21 de octubre de 2013

Iucunda: Estela funeraria en Segóbriga

Junto a la línea que delimita la parte sur del circo de la ciudad romana de Segóbriga, en Cuenca, hay una estela funeraria que impresiona por su sencillez y conmueve su ternura, si es que a la muerte se le puede considerar tierna en algún momento. La estela que identifica la sepultura de Iucunda, esclava romana de 16 años. En ella se representa a una joven tañendo una cítara, preciosamente labrada, y debajo una inscripción breve y conmovedora que dice:


No tendrá que añorar tras su muerte a sus hijos perdidos.
Para Iucunda, esclava de Manio Valerio Vitulo e hija de Nigella.
Desahuciada al acercarme a mis 16 años, cedí, vencida, al peso de mi destino.
He aquí lo que puede abatir mi corazón, lector, la causa prematura, lamentable,
de mi sepultura. Pero, llegada a mi fin, descanso en un lugar querido, antes que
las enfermedades destruyeran mi cuerpo con violencia de un tumor intolerable
para cualquiera, ahora, libre de preocupaciones, reposo bajo la hierba ligera.
Ahora os toca a vosotros el cuidado de mi sepultura, padres, mi querido esposo,
adiós para siempre.
Que a mí no me pese la tierra y a vosotros los dioses os sean favorables. Sé
propicia para esta citareda, como también Febo lo fue mientras viví.