sábado, 6 de abril de 2013

Diálogo de perros


Pared del Instituto La Paloma junto al parque de la Dehesa de la Villa. Un grupo de vecinos charla sentados en un banco a la sombra del cedral. Entre las piernas del grupo se enredan las correas de varios perros que juegan a perseguirse. Uno de los dueños acaricia a un pastor alemán, un perro lustroso que tiene atado un pañuelo rojo al cuello. Vuelvo sobre mis pasos. 

- Perdonen –me miran todos a la vez- Perdonen que sea indiscreto, pero me preguntaba, por qué lleva el perro puesto el pañuelo rojo.

- Bueno, -responde el dueño, un hombre joven y alto, de unos cuarenta años- Pues se lo vi a un amigo que se lo había puesto a su perro, uno parecido, un pañuelo de esos rojos y blancos como el que llevan los hippies (imagine que se refería a un kuffiyah o  palestino). Este era aún un cachorro, no tendría un año cuando se lo puse. Ahora no puede salir sin él, es como su seña de identidad.

Le sonrío y me contesta con otra sonrisa cuando le digo que ya he visto a otros perros con un pañuelo similar. 

- En el barrio sólo está él. No hay otro. Fíjate -añade quitándole el pañuelo al perro por la cabeza. El animal, después de estar un rato quieto, se acerca al dueño y busca con el hocico que vuelva a colocarle el pañuelo. El resto de acompañantes asienten satisfechos de la breve demostración.

-¡Ves!, se siente como desnudo sin el pañuelo -me dice poniéndole en pañuelo otra vez al perro. 

- Es como si fuese a los Sanfermines ¡Es un perro navarro! - añade un acompañante y todo el grupo ríe con una carcajada la ocurrencia.

- Eso -dice- igual..., más o menos -y suelta otra risotada-. ¡Vamos Goku! -le dice al perro.

 Me despido y los dejo a cada cual acariciando a su perro. A la derecha del banco, en la pared de ladrillo rojo desgastado, hay un graffiti, también rojo, que pone: Gato.